Un ensayo clínico realizado por investigadores de Estados Unidos reveló que un parche inteligente, basado en la técnica de biorretroalimentación de la variabilidad de la frecuencia cardíaca, demostró su eficacia para reducir los antojos y las emociones negativas en personas que se encuentran en recuperación de adicciones al alcohol y drogas.
El estudio fue publicado el 1° de octubre en la revista especializada JAMA Psychiatry y contó con el financiamiento del Instituto Nacional de Drogas de Abuso y el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de EE UU.
El proyecto destacó que esta tecnología podría marcar un cambio importante en la forma de tratar los trastornos por consumo de sustancias.
La investigación se llevó a cabo en Estados Unidos entre febrero de 2023 y junio de 2024 a adultos en su primer año de recuperación. Los hallazgos mostraron que el uso diario del dispositivo ayuda a disminuir los deseos de consumo y el malestar emocional, lo que favorece la abstinencia y reduce las probabilidades de recaída.
“Los dispositivos más recientes de biorretroalimentación de la variabilidad de la frecuencia cardíaca pueden detectar cuándo las personas están estresadas o experimentan antojos y, mediante inteligencia artificial, las invitan a realizar una breve sesión de biofeedback”, explicó David Eddie, psicólogo del Instituto de Investigación sobre la Recuperación del Hospital General de Massachusetts y uno de los autores del trabajo.

Los investigadores destacan que esta herramienta representa una intervención accesible, económica y sin efectos secundarios, con potencial para complementar los tratamientos tradicionales de la adicción.
Si bien las terapias cognitivas y el autocontrol son útiles, no siempre logran frenar los impulsos automáticos que llevan a consumir. Por ello, los investigadores quisieron comprobar si un dispositivo capaz de intervenir en esos mecanismos viscerales podía brindar apoyo en tiempo real.
Funcionamiento del parche
El parche portátil utiliza sensores que registran la frecuencia cardíaca y detectan variaciones relacionadas con estrés o antojos. Cuando identifica un episodio de riesgo, envía estímulos visuales o auditivos que guían al usuario con ejercicios de respiración, para así aumentar la variabilidad cardíaca y mejorar la regulación emocional.
Para el ensayo clínico, que se encuentra en fase 2 y diseño aleatorizado, los participantes fueron divididos en dos grupos: uno que recibió el parche junto con su tratamiento habitual (reuniones, terapia o medicación), y otro que continuó solo con el tratamiento convencional.

Durante ocho semanas, quienes usaron el parche lo llevaron puesto al menos ocho horas diarias, practicaron ejercicios de respiración programados y respondieron a las señales del dispositivo en situaciones de estrés. Ambos grupos completaron las evaluaciones diarias de estado de ánimo, antojos y consumo mediante sus teléfonos móviles.
Los resultados mostraron que los usuarios del parche reportaron menos emociones negativas y menos antojos, además de una reducción de 64 % de días de consumo de sustancias en comparación con el grupo control. El análisis reveló que, mientras en este último los antojos y el malestar aumentaban con el tiempo, en el grupo del parche ambos indicadores disminuyeron significativamente.
“El hallazgo sugiere que la intervención interfiere en el ciclo de antojo y consumo”, señalaron los autores del estudio.
Otro punto destacado fue que el dispositivo logró interrumpir la relación típica entre antojo y consumo inmediato: quienes practicaban la biorretroalimentación eran menos propensos a recaer ese mismo día.
Limitaciones y próximos pasos
El estudio no registró efectos adversos vinculados al dispositivo. Sin embargo, seis participantes del grupo experimental abandonaron el ensayo, lo que podría reflejar la carga que supone mantener la práctica diaria.
Los investigadores también señalaron limitaciones metodológicas, como el tamaño reducido de la muestra, la ausencia de grupo placebo y el corto periodo de seguimiento. Además, el ensayo se enfocó solo en personas en recuperación, sin evaluar el efecto en quienes aún consumen sustancias o buscan reducir su uso.

Finalmente, los expertos recomendaron que se realicen estudios de fase 3 con mayor cantidad de participantes con seguimiento prolongado, con el objetivo de poder confirmar la eficacia del parche e identificar otros posibles mecanismos de acción.
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